sábado, 6 de octubre de 2012

Duelo de cubiertas (III)

Y después de la reseña de "Príncipe mecánico" os traigo un nuevo Duelo de cubiertas, esta vez de un libro que leí el año pasado y que me gustó bastante: "Blanca como la nieve y roja como la sangre", de Alessandro D' Avenia. No tengo reseña porque me lo leí hace mucho y no lo recuerdo lo bastante bien como para reseñarlo, pero va sobre un chico que está enamoradísimo de una chica que ni siquiera sabe de su existencia, pero que acaba teniendo leucemia, y os podéis imaginar cómo acaba... Es un libro muy filosófico y que me dio mucho que pensar, por lo que lo he escogido para este duelo de cubiertas.


Aquí tenemos las dos portadas. La primera es la italiana y original, y la segunda es la española. Las dos tienen los mismos elementos, una chica muy pálida y pelirroja, y unas ramas de árbol, pero de un modo muy distinto. En la portada original la chica tiene una cara enfermiza, como si estuviera enfrentándose a una enfermad, y así es. Sin embargo, la segunda parece ligeramente más sana, por lo que la primera portada refleja más a la protagonista tal y como es. Además al ser las ramas y el fondo blanco, resalta más el título: "Blanca como la nieve y roja como la sangre". Pese a esto, la segunda portada es mucho más bonita, sobre todo porque la chica está mas viva, y porque los colores son muy bonitos, por lo que la ganadora de este Duelo de cubiertas es la española, una vez más. ¿A vosotros que os parece? ¡Saludos!

6 comentarios:

  1. Me gusta mucho mas la española la italiana no me llama la atención ...

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  2. me lo he leído, es precioso... me lo dejo mi mejor amiga, y desde entonces, mi libro favorito. Me gustaría que te pasaras por mi blog, no se, es que creo que tenemos mucho en común... es este, www.elzoodelsllibres.blogspot.com OJALA lo sigueras me haría infinita ilusión...

    muchos besos, ya te sigo!<3

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    1. Ya te sigo, muchas gracias por seguirme, ¡un besazo!

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  3. La española no es precisamente la alegría de la huerta, pero es que la italiana es de un triste sin sal que para qué.

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